Dream Fiction III

"Es una fiesta de disfraces.
Estás a dos o tres invitados de distancia.
La música hace mover los cuerpos. Y el corazón, mi corazón, corre de un lado para el otro; de izquierda a derecha, de arriba hacia abajo.
Tu traje es el más bonito de la noche, el más elaborado; el que tiene más dedicación, tanta, que puede llegar a decirme: '¿Viste? Soy el más correcto'.
Bailás y tomás otra copa, y otra; y otra cada vez más llena. No lo puedo creer. Verte así, como en un seño.
No tengo miedo. Esta vez no. Voy a tocarte, y ni siquiera te vas a dar cuenta porque estoy disfrazado de nadie."

Pobre Juan

Cuando mi hermano se descuidó, le robé un dibujo rápido que, según él, le salió mientras escuchaba un tema de Maná.
“Pobre Juan” habla nada menos que de los “mojados”, esas personas que por una mejor calidad de vida saltan, de forma ilegal, hacia el país vecino, en este caso los States.
Y en busca de alguna chance, de una pequeña porción del loado sistema social yanqui son capaces de sortear obstáculos mortales…

Juan se lanzó marchándose al norte
Iba en busca de un vida digna
Cruzando México por valles y por montes
Iba Juan lleno de fe.

La historia es que Juan se iba a casar
Con María embarazada
Pero él no tenia ni un centavo
Ni un clavo que darle.

Pero este Juan iba muy decidido
Y a la frontera él llegó con todo el filo
Se conectó con el mero mayor de los coyotes
Y la historia le contó.

Mire usted que yo quiero cruzarme ya
A San Diego o Chicago
Dígame usted lo que hago
Qué precio le pago.

Juan ya nunca regresó
En la línea se quedó
Pobre Juan.

O la migra lo mató
O el desierto lo enterró
Pobre Juan, ¡oh!

Juan le enseñó al coyote una foto de María
Con la cual se casaría
Le prometió que él regresaría
Para formar todo un hogar

Pero el coyote a Juan lo traicionó
Dejándolo al olvido
De tres balas se tronaron a Juan
Pobre de Juan
No regresó
No, ¡oh!

Juan ya nunca regresó
En la línea se quedó
Pobre Juan.

O la migra lo mató
O el desierto lo enterró
Pobre Juan.

Y María lo fue a buscar
Y ella nunca lo encontró
Desapareció, ¡oh!

En el sur también invaden!

El fin de semana largo trajo algunas cosas bonitas y productivas. Mucho descanso, reuniones con algunos artistas amigos, ponerme al día con algunas lecturas y mucho descanso más.
Lo mejor de juntarse con gente a la que nunca le falta entusiasmo, es la sensación de contagio que trasmiten. Cambiar el mundo fue uno de los tantos temas que conformaron las charlas sobre los cientos de proyectos que, seguramente, llegarán a concluirse diez (cambiar el mundo es uno de ellos) pero que igual vamos a seguir intentando con los demás. Así que entre los mates y las tortas fritas; la pizza rellena (vieron, muchachos, que no era necesario comprar muchas más?) y algunas bebidas “dietéticas” nos reímos, filosofamos, criticamos, nos volvimos a reír, nos preguntamos, nos cansamos y hasta casi desenterramos un cadáver exquisito.
Para cerrar este posteo fugaz dejo una postal que nos pasó el maestro Saintone. Se trata de una invasión a la norteamericana, sí, pero en Uruguay, nuestro país vecino. Tal como lo hubiera soñado Oesterheld; y anunciando un porvenir post apocalíptico como esos de los que han escrito Ricardo Barreiro y más recientemente Gustavo Schimpp.
Ingenioso, alucinante y aterrador es el resultado de este corto realizado por creativos vecinos. Ataque de pánico!