lunes, 7 de diciembre de 2009

Una dosis de Oesterheld


Hace un tiempo, dos años más o menos, hice un ejercicio que consistió en regalarle El Eternauta a mi primo de 13 años.
Todos los viernes, como si fuera a una especie de misa o conspiración, se da una vuelta religiosa por el pequeño estudio que tengo con mi hermano; ahí, además de contarnos sus aventuras y desventuras escolares sobre todo, se pone a husmear en nuestros estantes. Él es un lector neto de historietas, es decir que no lo comprás con nada que no tenga cuadro y diálogos: descree que haya literatura en las líneas vertidas en los globitos o cajas narrativas. Absorbe, entre mucho mate amargo, todo lo que se le cruce por su camino. Y una de las obras que siempre le llamó la atención, fue la del eterno viajero. Cuando la agarró por primera vez, me acuerdo exactamente como si fuera ayer, noté que su sensación frente a una obra había cambiado definitivamente: iba y venía sobra las hojas de una forma escrutadora, filosa. Era la primera vez que veía blanco y negro y encima en el expresionismo de Solano. Me preguntó si se trataba de una historieta de terror, le contesté que no, que era más bien de ciencia ficción, para que luego él, con sus pequeños conceptos sobre las cosas, me diera su última y acertada reflexión: “Parece una mezcla”.
Pasó el tiempo. Y ahora, cada vez que mira una película de extraterrestres que nos invaden, se acuerda de los Ellos; cuando dispara en algún juego de guerra, piensa en la resistencia; si tiene que luchar contra zombies, encuentra a los hombres-robots. Siempre me lo está comentando.
Me gusta soñar con la idea de Oesterheld todavía entre nosotros, en qué hubiera pensado sobre tanto avance tecnológico y de comunicación sobre todo. Sueños: herramienta puestas al servicio del oficio de contar.
Por suerte tenemos el regalo de sus obras y el agradable sentimiento de que, al leer a cada maestro del noveno arte que vino después, su esencia aún nos acompaña.
Héctor Germán Oesterheld. En cualquier parte del universo un homenaje siempre le es merecido.
E.B.
PD: La viñeta que ven arriba es el retazo(cubierto de mucho polvo) de un cómic que hicimos con mi hermano hace cientos de años para la antología de historietas de Gualeguaychú llamada Necrópolis Local. ¿Una invasión? ¿En nuestra ciudad? ¿Un ciudadano común haciendo lucha?...